El suceso que conmocionó a la capital española en junio de 2024 sigue generando interrogantes y movimientos judiciales. El violento desenlace que terminó con la vida de un hombre en plena carretera dejó entrever ramificaciones que conectaban violencia urbana, entornos radicales y redes de actividades ilícitas. La trama que rodea este asesinato ha situado en el centro de la atención mediática tanto la identidad de la víctima como el complejo entramado de relaciones que mantenía, así como el esfuerzo de las autoridades por esclarecer cada detalle de lo sucedido.
Quién era Borja Villacís: perfil de la víctima y su relación familiar
Biografía y vida profesional de Borja Villacís
Borja Villacís contaba con 41 años al momento de su fallecimiento, aunque algunas fuentes señalan que tenía 43. Su trayectoria personal estuvo marcada por episodios de violencia y vinculaciones con ambientes radicales. Desde joven, se le relacionó con el grupo ultra del Real Madrid conocido como Ultrasur, colectivo caracterizado por su ideología ultraderechista y su presencia en incidentes violentos durante encuentros futbolísticos. En 2004, fue condenado a seis meses de prisión tras participar en una agresión a dos hombres en el metro de Moncloa. Casi dos décadas después, en 2021, volvió a ser detenido por su implicación en disturbios violentos durante un partido entre el Real Madrid y el F.C. Barcelona.
Más allá de su conexión con entornos ultras, Borja Villacís figuraba en los archivos policiales como una persona vinculada a ambientes neonazis y próxima a figuras como Antonio Menéndez, conocido como El Niño Skin, un líder destacado en círculos de extrema derecha. También se le asociaba con el mundo de la seguridad nocturna, trabajando como portero de discoteca, y con actividades relacionadas con el tráfico de estupefacientes. En el momento de su muerte, estaba siendo investigado por la Audiencia Nacional dentro de una causa relacionada con narcotr�fico y blanqueo de capitales, lo que añadía una capa adicional de complejidad a su perfil.
El vínculo con Begoña Villacís y el impacto en la familia
Borja era hermano de Begoña Villacís, política española que ocupó el cargo de exvicealcaldesa de Madrid. Esta relación familiar colocó el caso bajo un foco mediático intenso, dado el contraste entre la trayectoria política de Begoña y los antecedentes judiciales de su hermano. Tras el asesinato, la familia emitió un comunicado en el que agradecía las múltiples muestras de apoyo recibidas y solicitaba respeto a su intimidad durante un momento tan doloroso. El impacto de la noticia no solo afectó al entorno cercano, sino que resonó en la opinión pública, generando debates sobre la complejidad de las dinámicas familiares cuando sus miembros transitan por caminos muy dispares.
Los hechos del asesinato: reconstrucción del tiroteo en Madrid
Cronología detallada del crimen y lugar de los acontecimientos
El asesinato de Borja Villacís tuvo lugar el 4 de junio de 2024, aunque algunas referencias indican que ocurrió el 5 de junio. Alrededor de las doce y media del mediodía, en la carretera de Fuencarral-El Pardo, específicamente en el kilómetro 6 de la M-612, se desató una emboscada que acabó con la vida de Villacís. Este tramo de carretera, cercano al barrio de Montecarmelo, se convirtió en el escenario de una violenta confrontación. Borja viajaba acompañado de un hombre llamado Luis cuando fueron interceptados por otro vehículo.
Testigos presenciales relataron que tres personas descendieron de un BMW y abrieron fuego contra el automóvil en el que se encontraba la víctima. Los disparos impactaron en el pecho y la cabeza de Borja Villacís, causándole heridas mortales. Se cree que el arma utilizada pudo haber sido un rifle de caza, aunque las investigaciones continúan precisando este detalle. Luis, el acompañante de Villacís, resultó herido en el tiroteo pero sobrevivió al ataque. El suceso desencadenó una rápida intervención de los servicios de emergencia, que intentaron reanimar a Borja sin éxito, certificándose su fallecimiento en el lugar de los hechos.
Testigos y primeras evidencias encontradas en la escena
La escena del crimen reveló una planificación meticulosa. Los atacantes no actuaron de manera improvisada, sino que prepararon una emboscada que evidenció conocimiento previo de los movimientos de la víctima. Tras el tiroteo, los agresores huyeron del lugar, pero dejaron rastros que resultaron cruciales para la investigación. En las inmediaciones del lugar donde ocurrió el ataque, la policía localizó una caja que contenía una pistola, elemento que fue sometido a análisis forense para determinar su posible vinculación con el crimen. Asimismo, se encontraron armas ocultas en un descampado cercano, lo que sugiere que los autores intentaron deshacerse de las pruebas comprometedoras.
Los testigos que presenciaron el ataque proporcionaron descripciones del vehículo y de los individuos involucrados, facilitando las primeras líneas de investigación. La violencia del ataque, sumada a las circunstancias en las que se produjo, llevó a las autoridades a considerar la hipótesis de un ajuste de cuentas vinculado a actividades ilícitas. La presencia de varios ocupantes en el vehículo agresor y la existencia de un tercer coche implicado en la emboscada reforzaron esta teoría, sugiriendo una operación coordinada que buscaba eliminar a Borja Villacís de manera definitiva.
La investigación policial: pistas clave y líneas de trabajo

Avances de las fuerzas de seguridad en la resolución del caso
La investigación quedó en manos del Grupo V de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, unidad especializada en crímenes violentos. Desde el primer momento, los investigadores centraron sus esfuerzos en rastrear las conexiones de Borja Villacís con redes de narcotráfico y entornos delictivos. La hipótesis principal apuntaba a un ajuste de cuentas relacionado con el caso de narcotráfico en el que estaba imputado ante la Audiencia Nacional. Las pesquisas avanzaron rápidamente gracias a la colaboración de testigos y al análisis de las comunicaciones y movimientos de los sospechosos en los días previos al crimen.
Uno de los elementos que aceleraron la resolución fue la identificación del vehículo utilizado por los atacantes. Los perpetradores habían cambiado la matrícula del coche para dificultar su localización, pero las cámaras de seguridad y el trabajo de inteligencia permitieron rastrear su trayectoria. Además, se investigó la posible participación de un cuarto individuo que habría actuado como encubridor, facilitando la huida de los autores materiales del asesinato. La policía también indagó sobre un hombre que apareció herido en un hospital poco después del crimen, evaluando si su lesión guardaba relación con el tiroteo.
Conexiones judiciales y posibles móviles del asesinato
El móvil del asesinato de Borja Villacís se vincula estrechamente con su actividad en el ámbito del crimen organizado. Su implicación en una causa por narcotráfico y blanqueo de capitales que se seguía en la Audiencia Nacional sugiere que su muerte pudo ser consecuencia de disputas internas dentro de redes delictivas. Las autoridades barajan la posibilidad de que Villacís hubiera despertado recelos o conflictos con otras personas involucradas en el tráfico de drogas, lo que habría motivado la decisión de eliminarlo.
Por otro lado, su historial de violencia y su pertenencia a grupos radicales como Ultrasur, así como su cercanía con figuras neonazis, añaden capas adicionales al análisis del caso. Aunque estas conexiones no se han vinculado directamente con el asesinato, forman parte del contexto que rodea la vida de la víctima. La investigación también explora posibles vínculos personales que pudieran haber desencadenado el crimen, aunque la línea principal de trabajo sigue centrada en el ajuste de cuentas relacionado con el narcotráfico.
Los presuntos autores del crimen: detenciones y perfil de los implicados
Identidad y antecedentes de los sospechosos detenidos
La policía logró identificar y detener a varios individuos sospechosos de participar en el asesinato. La primera detenida fue una mujer de 52 años llamada María José Estopa, madre de uno de los principales sospechosos. Esta mujer pertenece a un clan familiar de Bargas, localidad de Toledo, con un largo historial de implicación en actividades de narcotráfico. Su detención inicial permitió a los investigadores avanzar en la identificación de otros implicados.
Posteriormente, las fuerzas de seguridad capturaron a Kevin Pastor, un joven de 24 años que contaba con una orden de busca y captura. Kevin, hijo de María José Estopa, es considerado uno de los autores materiales del crimen. Junto a él fue detenido un tercer sospechoso, un joven marroquí de 18 años, quien también viajaba en el vehículo desde el cual se efectuaron los disparos. Los tres fueron capturados en Yuncos, otra localidad toledana, tras haber huido del lugar del crimen. La operación policial demostró que los autores habían planificado cuidadosamente su huida, aunque finalmente fueron localizados gracias a la labor de inteligencia.
Situación judicial actual y próximos pasos del proceso
Los detenidos enfrentan cargos por asesinato y otros delitos relacionados con la posesión ilegal de armas y la pertenencia a organizaciones dedicadas al narcotráfico. A un año del crimen, la investigación continúa en su tramo final, con diligencias pendientes que buscan cerrar todos los cabos sueltos del caso. La policía sigue analizando las pruebas recogidas en la escena del crimen y en los registros realizados en las propiedades de los sospechosos.
El proceso judicial promete ser complejo, dada la cantidad de implicados y las múltiples líneas de investigación abiertas. Las autoridades buscan esclarecer no solo quiénes ejecutaron materialmente el asesinato, sino también quiénes ordenaron el crimen y qué papel desempeñó cada uno de los detenidos. La familia de Borja Villacís ha mantenido un perfil discreto durante el proceso, reiterando su petición de respeto a la intimidad mientras esperan que se haga justicia. El caso ha puesto de relieve la complejidad de las redes delictivas que operan en la Comunidad de Madrid y las dificultades que enfrentan las fuerzas de seguridad para desarticular estas estructuras.
